¡La llegada de alguien no esperado!

En un día normal y corriente por la mañana, salía una chica con la cara cansada, porque se acababa de levantar. Se fue a la fuente, después de desayunar y asearse, en media de la plaza, donde había todo tipo de gente. Se miraba el rostro de tonos blancos que tenía en contraste con su chaqueta, negra, y pensaba que hoy sería un buen día para entrenar. Entonces miró a su alrededor y vio que la gente era muy diferente, tenían su propia forma de vestir, caminar, y gestos, todos, y cada uno de los habitantes de kirigakure, eran un mundo diferente. Pero entonces se fijó en alguien más.

Era un chico alto, mucho más grande que ella, seguramente ya era adulto o casi, tenía una capucha negra y era un shinobi pues su banda indicaba eso. *De kumogakure.* Pensó mientras le observaba. Entonces sintió curiosidad por aquel shinobi, extranjero. *Espero que no tenga malas intenciones, tan solo le daré la bienvenida por un rato y saber qué desea* Se acercó a él y un poco tímida levantó la mirada y la dirigió hacia él, delante que se encontraba. -Hola. Eres de kumogakure... ¿verdad? ¿Te puedo ayudar?- Se le quedó mirando pero al rato retiró la mirada pues le resulta incómodo mirar muy seguido a alguien igual que la miren seguido a ella.

Mientras miraba a un lado evitando la mirada, se le pasaban mil cosas por la cabeza, pero algo la sobresaltó de repente, la gran voz, hablando fuerte del shinobi, y es que como ella no hablaba con nadie, y siempre habla en bajo y los demás la seguían, se sobresaltó. Cuando el shinobi dijo que quería saber más sobre kirigakure sonrió, pues era algo fácil y que ella podría ayudar con facilidad. Y cuando estaba a punto de contestar, el shinobi pareció encontrarse mal, y se preocupó un poco. Quizás el clima de kirigakure era demasiado frío para él, y es verdad que venía algo desabrigado. Así que de inmediato volvió a mirarlo dejando modales y timidez a un lado, y le invitó a sentarse en la orilla de la fuente que había, le ayudó un poco, como pudo y esperó a que se estabilizara.

¿Estás bien?- Le preguntó mientras miraba hacia sus pies. Parecía que tenía gripe así que Haku creyó que lo mejor era que tomara algo caliente y se resguardara del frío en alguna parte, y lógicamente pensó en su casa, así que se dirigió a él y el pregunto. -Uhm... Oye... Podrías venir conmigo... En mi casa hay sopa si te encuentras mal, pero hace frío ahora mismo.- Estaba preocupada, no quería que un visitante enfermara, sería muy malo, y algo incómodo para él quizás, ya que estaba de visita en otra aldea. Pero se quedó sentada a su lado esperando su respuesta.

La casa de la chica no quedaba lejos, al terminar de escuchar las palabras que aquel chico, le ayudó a levantarse y empezaron a caminar es dirección contraria a toda la gente, para llegar a la casa. Aunque recientemente podría vivir en la casa del mizukage, ya que fue nombrada, seguía viviendo en una casa humilde el montón, a las afueras de la plaza. A medida que se iban alejando de la plaza de la fuente, la multitud se hacía cada vez menos concentrada, y Haku parecía estar cada vez más estable. Doblaron una esquina y llegaron a una puerta. La zona estaba nevada, y el tejado de aquella casa, que se suponía que era gris, y tenía gran cantidad de nieve. Las paredes de la casa eran blancas, con algunas plantas trepadora y flores de nieve creciendo en las esquinas, son flores que sólo crecen cuando el suelo está nevado y hace frío. Las ventanas eran simples sin ningún adorno.

Se pararon delante de la puerta y abrió la puerta, he invitó al chico a entrar, después de que entrara, cerró la puerta para que no entrara el frío y después, ella desapareció por una habitación, iba a buscar una manta que pudiera calentarle y a buscar más cosas que pudieran servirle de algo. -Por favor, pasa y acomódate, iré por algo...-

Se dirigió corriendo a una habitación muy apresurada porque sabía que el chico lo estaba pasando algo mal, y rebuscó por toda la habitación haciendo un lió caótico, rebuscando y rebuscando para encontrar una manta, lo tiró todo y vació los cajones, pero no le importó, siempre se podrían volver a recoger. Entonces encontró una de sus mejores mantas, era azul claro con dibujos de patitos y gatos, los patos eran de color amarillo y los gatos de varios colores, azul, verde, blanco y violeta. La sacó del último cajón donde se encontraba y se levantó, se quitó la chaqueta ya que estaba ahí, y la colgó en el perchero, cuando se la quitó se podía ver que lo que llevaba debajo era una simple camiseta de manga corta, de color azul marino con redecilla en el cuello y en la parte inferior de los bordes. Cogió la manta y volvió corriendo al cuarto principal.

-Toma... abrígate, Natsuke. Me llamo Haku.- Le dio la manta, y le sonrió un poco. Entonces se dio la vuelta y fue a preparar la sopa, que estaba al otro lado de la habitación. Era una especie de ramen con hierbas, y esperaba que eso le pusiera un poco mejor. Primero abrió los fideos y puso a calentar el agua en una tetera, eso tardaría al menos 5 minutos, mientras fue sacando algunas hierbas que ella le ponía aparte.

Se quedó mirando las hierbas que tenía, y también las clases de pescado, y las algas que podría ponerle al ramen, no sabía cual de todos ponerle a la sopa, se quedó mirando y viendo en los contenidos de cada una qué es lo que contenían. Entonces se decidió por algo de pescado, menma, y una clase de alga dulce. También otra hierba que servía para aumentar las defensas, además tenía muy buen sabor [...]

Cuando por fin terminó de seleccionar las cosas, las echó en un tazón, con los fideos que ya estaban preparados, sólo faltaba el agua que se estaba calentando. Pero entonces, el chico que aparentemente se había levantado y caminado hacia ella, se encontraba a su lado, ya de mejor aspecto. y comenzó a hacerle preguntas y más preguntas. Ella pensó que no debía decirle que era ella la Mizukage. Pero siempre evita mentir, es algo que odia, así que no sabía como salir de ese apuro. No quería decírselo pero tampoco mentir. Así que se cruzó de brazos y cerró los ojos, pensando. -Emmm... Bueno es secreto... Sí, soy una ninja, pero para mi seguridad, no debería decir mi rango. Y no vive nadie más aquí...- Al terminar de decir esto se sintió orgullosa de su estrategia, no tuvo que mentir y creyó que estaba bien así.

Entonces el cacharro del agua comenzó a sonar, avisando de que el agua ya estaba lista. Se dirigió a donde estaba y lo agarró, después lo echó en el tazón del ramen y se lo sirvió en la mesa del comedor, que había justo detrás de ella. -Aquí tienes... Buen provecho.-

Cuando ya sirvió la sopa en la mesa, se dio la vuelta para recoger las cosas, y los restos de comida que había por la encimera, guardó el cacharro del agua y tiró el resto a la basura. Después volvió hacia donde estaba Natsuke, y este le preguntó más cosas. Le preguntó Sobre su seguridad y si no comería nada, así que se dio la vuelta y se quedó un momento en silencio. -No tengo hambre...- No respondió a la primera pregunta y pensó que ya podría estar en peligro. *Sí me pasa algo por andar de ciudadana normal, seguro que no me lo perdonarán, Y también Hozuki... ¿Dónde está cuando realmente le necesito? Este tipo parece peligroso... creo que... me hará algo si no escapo. O mejor me sigo haciendo la tonta.* Pensó mucho cuando él la miraba, pero cerró los ojos, y salió el sharingan, a lo que ella se puso nerviosa. *Un Uchiha... ¡Lo que faltaba..!* Natsuke sacó un kunai de sus ropas y rápidamente se lo puso a la chica en el cuello, era rápido el shinobi, tendría que ser de gran rango. Y comenzó a gritarla y a exigirle respuestas. Haku optó por hacer todavía de inocente, tenía que mantener el secreto de mizukage, o la mataría. Preguntó por la Mizukage y a Haku le estalló el corazón en mil golpes. Pero puso una cara rara de no saber nada, y no habló. *Me va a matar. Si no mantengo la calama me matará. No debí haberle ayudado. Eso me pasa por ir siento buena con todo el mundo. En una zona fría actitud fría..." No tuvo más remedio que decidirse a contestar al final, porque veía que el shinobi se impacientaba cada vez más. -Yo... no sé nada sobre la Mizukage, lo único que sé es que llegó recientemente... hubo una ceremonia, pero yo no asistí... nadie la ha visto aún... se sabe poco de ella. Y ya te dije quién soy... - Le mira indiferente y seria.

Cuando la chica terminó de decir las palabras, pasó un tiempo que para ella se le hizo eterno, no sabía que hacer. A punto estaba de intentar akgo, cuando aquel chico, de la nada, le robó un beso, algo que a ella la confundió por completó, sus ojos se abrieron como platos, y cuando se separaron, este salió corriendo tirando la puerta, lo cual Haku se asustó por el sobre salto, sintiendo lástima por la puerta. Cuando salió, esta le persiguió corriendo hasta la salida y fuera de la casa, pero él se fue corriendo y saltó por los tejados, así que Haku decidió dejarlo marchar.

Se quedó en la salida, mirando el lugar por el que había salido corriendo, preguntándose toda clase de cosas. Pero estaba muy confundida. De pronto se sonrojó, y retiró la mirada del lugar, volviendo adentro. Arregló la puerta como pudo. Pensó que lo que le había pasado era un aviso, y que era mejor que se fuera a la oficina de mizukage, donde debería haber estado desde un principio. Recogió algunas cosas he hizo una maleta para salir de allí. *No pensé que me fuera a pasar esto. Qué problema* Sale de allí con la maleta hacia la oficina.