aprendiendo a luchar (?)

Por fin había llegado a aquel desierto. El sol atacaba con fuerza, pero me había acostumbrado a ese calor afixiante y había conseguido mantenerme normal y habitual ante ello. Tenía la suerte de conocer en cierta medida el entorno que me rodeaba, había pasado muchas veces por allí y no era la primera vez que pisaba ese suelo.

Eso si, los motivos por los que estaba allí, eran totalmente novedosos. No hace mucho tiempo había pasado el umbral de "ninjas poderosos sin ser famosos" y había logrado destacar entre muchos de ellos. Como siempre, todo esto era fruto del esfuerzo y la lucha que había llevado a cabo para llegar hasta ahí, no lo había hecho simplemente pasando mis exámenes. En ese momento traté de buscar una sombra que tuviese como símbolo en la bandana aquel que llevan todos los ninjas de la hoja, la hora de la quedada había llegado. Aquel ninja aparecía como uno de los mas fuertes, al parecer su capacidad sobresaltaba. Estaba emocionado por ver que tan poderoso era aquella persona. Poco a poco, a medida que caminaba y exploraba la zona, iba descartando lugares a recorrer, y tras un corto periodo de tiempo, atisbé en la lejanía un cuerpo. Las dudas invadieron mi mente, en efecto yo no era una persona que asegurase las cosas, y simplemente por la casualidad de encontrarse en el lugar acordado no significaba que fuese aquel ninja. Tuve la precaución de acercarme a comprobarlo, y cuando estuve lo suficientemente cerca saludé formalmente: Buenos días, ¿cómo estás? Quisiera preguntarte si eres tu aquel que espera la llegada del ninja de Kumogakure- una pequeña sonrisa se manifestó en mi rostro. Estaba entusiasmado, el entrenamiento que hoy llevaríamos a cabo sería muy estimulante, y sobre todo, aprendería mucho de aquel ninja y podría hacer amistad con él. Impaciente, esperé su respuesta, mientras me mantenía de pie.

No estaba acostumbrada a caminar por lugares así, el sol me fundía, me cansaba. Lo mío eran más los lugares fríos y húmedos, donde me sentía como si estuviera navegando, como si nada hubiera cambiado a lo largo de todos estos años. Pero lo que me traía a este sitio era algo importante: una prueba, así que intenté ignorar el calor y la sequedad del ambiente, intenté engañar a mi mente y cambiar esas montañas de arena por las bajas nubes de mi hogar natal.

Me dijeron que la pelea de hoy era a todo o nada, no era una simple práctica, aunque tampoco íbamos a matarnos ni nada, quien ganara simplemente seguiría invencible, y seguiría dándole juego a su historia, volviéndose cada vez más una leyenda y menos un ninja de carne y hueso. A mí no me importaba mucho eso, pero bueno, siempre era genial que te temieran sin que movieras un dedo, eso hacía más fáciles las batallas.

Caminé... uno, dos, tres kilómetros, pero no parecía llegar nunca, aún no me cansaba, pero si seguía así pronto lo haría. No era muy buena recorriendo grandes distancias a pie, y de seguro luchar en un lugar así sería una gran desventaja, pero en mi mente lo único en lo que podía pensar era contra quién lucharía, un ninja "enemigo", un ninja de Kumogakure. Jamás superaría el hecho de que esa maldita organización haya tomado de rehén a Haruhi, sin que yo pudiera hacer nada para impedirlo. Bueno, al menos ahora podría hacer algo, vencer a uno de sus más fuertes ninjas, y, aunque aquel ninja no tuviera nada que ver con Taka, vencerlo de seguro me traería algo de esperanzas.

~ Dios.. aún no ha llegado? ~ Dije, al pararme en el lugar del encuentro, era fácilmente reconocible, era un oasis en el medio de aquel desierto, rodeado por algunas piedras y palmeras que le daban al lugar la apariencia de una isla paradisíaca. Me senté sobre una de las rocas y, mientras preparaba mis armas, uniendo mis kunais a diversos hilos de acero, esperé al chico que no tardó en llegar, un joven con una bandana de Konoha se me acercó y me preguntó si acaso estaba esperando a un ninja de Kumo.

~ Mmm.. sí, me llamo Kaori. ¿Por qué? ¿Le pasó algo a mi rival? ~ Dije, enarcando una ceja, el desierto era peligroso, aunque fueras el ninja más fuerte, la naturaleza siempre puede hacerte polvo.