Misión | D

Holthain, aprovechando el típico y repetitivo día lluvioso de Kirigakure que tanto apreciaba, decidió pedir una misión. Caminó a la oficina del Kage junto a Timcampy, con quién platicaba sobre las asombrosas aventuras que podrían otorgarles hoy. Al llegar, le informaron que el Kage estaba ocupado y una joven estaba encargada de entregar las misiones a los ninjas de la ciudad, por lo tanto, fue a platicar con la muchacha. Antes de abrir la puerta, se la imaginó como una mujer muy bella de su edad y interesada en los ninjas; Así que con mucho entusiasmo abrió la puerta, viendo así, a la "Joven". Una vieja con muchas arrugas, berrugas y cosas que terminan en as... la cual rápidamente le dijo con un tono desagradable -¿Qué quieres niño?, estoy muy ocupada para atender tus caprichos. Ve a jugar al parque. Como siempre, Holthain llevaba su banda ninja en su mochila ya que no le enorgullecía trabajar para el estado. Él, era muy popular en la ciudad por ser el líder y heredero del poder Hagane, una de las familias más poderosas de la aldea. Holthain, de mala manera le respondió mientras se ponía su banda ninja -¿Quién te crees?, no he venido a charlar contigo vieja asquerosa. Quiero una misión, no me importa que tenga que hacer, tan solo quiero algo interesante. 
 Luego de decirle eso, la vieja (quien estaba sentada en el escritorio) le lanzó un kunai con un pergamino de misión atado a él; El talento innato de la señora, hizo que el kunai viajara tanto que Holthain lo perdió de vista. Luego de mirar al rededor, lo encontró, a 30 centímetros de donde se encontraba la vieja, el Kunai había caido, rápidamente lo tomó y saltó por la ventana. 

Ya en las calles de la ciudad, abrió el pergamino y lo leyó "¡La verdulería de tu aldea necesita ayuda! Ya conoces ese tiempo del año en el que a todos se les da por beber sopa, estamos entrando en ese período y los clientes llegan por montones. Antes, había un muchacho que se encargaba de mantener a los ladrones y oportunistas a raya, pero se ha ido a estudiar lejos y la tienda ha quedado al descubierto. Este día te toca a vos ayudar a la señora Fuuji en su tarea diaria, no dejes que se lleven mercadería sin pagar. ¡A vender papas se ha dicho!". Holthain, desilusionado por la aburrida misión obtenida, tomó rumbo a la verdulería. A una cuadra y media de ella, notó una gran fila de personas esperando a ser atendidas. Rápidamente, corrió a ella parar no dejar que alguien robe algo.
 Al llegar, habló con el dueño y le explicó a qué venía, el hombre, muy amable le cedió una silla a Holthain, la cuál, colocó en una esquina del negocio. En ese lugar, no había ninguna lampara, estantes o algún objeto que mirar, era el lugar perfecto, desde allí podías verlo todo. Pasaron las horas y nada sucedía, los clientes compran y compraban sus verduras, los empleados traían cada ves más mercancías y el dueño rebosaba de alegría al escuchar el sonido de la caja registradora.
 Un ahora antes de cerrar el negocio, cuando la noche ya había caído tiempo atrás, un grupo de muchachos de mediana edad se acercaban al negocio, muy bien vestidos. Al parecer, eran clientes de todos los días quienes compraban para un restaurante comunitario.
 Holthain no les prestó mucha atención ya que parecían inofensivos, pero de pronto uno de los jóvenes fue afuera a observar el mostrador, en un momento dado, cuando el dueño les enseñaba unas frutas a los chicos sin haber percatado de que faltaba uno. El que se había ido afuera se colocó una capucha que tapaba completamente su cara, sacó de su mochila un cuchillo de almuerzo y hizo unas señas raras, en ese momento, dos chicos vestidos igual se acercaron, cada uno con sus cuchillos. Con tranquilidad, Holthain se levantó de su silla sin que nadie se diera cuenta y observó desde la oscuridad; Minutos después, los jóvenes entraron a la tienda y trataron de robar el dinero recaudado en el día. El dueño se negó y uno de los jóvenes trató de acuchillarlo a lo que Holthain, rápidamente y sin hacer ningún ruido corrió hacia ellos mientras hacía 6 sellos. Tomó el cuchillo por la parte que no contiene filo y lo convirtió en líquido. El muchacho, asustado por tal acto "mágico" gritó - E-es un fenómeno ! CORRAN ! asd. Holthain, tomó al chico de su capucha y lo lanzó sobre los otros, dejándolos inmóviles y inmunes a cualquier ataque. Aprovechando esto, los ató a una columna, tomando todos los objetos punzantes que tenían, fue a buscar a la vieja asquerosa para obtener su recompensa.  

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