Suicidio masivo en el coliseo | Pelea Off-Rol (Yakko & Kosen)

Todo comenzó con un par de misiones y encargos, mercadería de Kiri que iría a parar a quién sabe dónde, cosas simples y de todos los días. Me encaminé hacia el coliseo, un lugar donde la gente suele comerciar (oh, qué ha sido de esos tiempos donde los guerreros luchaban allí), al carajo, lo que importa hoy en día es el dinero y livin' la vida loca. El lugar estaba como siempre, lleno de gente, todos regateando y buscando ganarse un par de monedas más de la cuenta, estafar es el pan de cada día en las afueras de las aldeas, matar o morir es la única ley. Un anciano me paró en la puerta cuando me dispuse a pasar con el cargamento, en mi aldea hay muchas personas mayores, pero qué quieres que te diga, este tipo parecía más viejo que matusalén, si me decía que nació tras la extinción de los dinosaurios yo le creía. Y si me decía que fue un aborto mal practicado, le creía también... por dios, cuánta deformidad junta, dios me libre de volver a ver algo así. Carraspeó para hacerme volver a la tierra y dispersó la nube de mis pensamientos en un santiamén.

- ¿A dónde crees que vas? Muéstrame la billetera. - Me dijo.

¿Qué billetera? ¿Qué acaso no se notaba mi pobreza absoluta y mi total humildad? Las pelotas, yo iba a hacer una entrega, no a hablar con un viejo de mierda. Intenté avanzar, pero fui detenida nuevamente por la misma pregunta. Le expliqué al vejestorio ambulante que no tenía dinero y que justamente hacía esa estúpida misión para conseguir algunos billetes… no pareció creerme. En unos segundos tenía a un montón de fortachones alrededor mío, intenté liberarme pero fue imposible. ¿Quién me manda a ser tan flacuchamente débil? El anciano se puso frente a mí y sus palabras retumbaron en mis oídos: “Sin dinero, no hay entrada.” Y como a mí no me hablan de esa forma, no dudé en escupirle con todas mis fuerzas. Grave, grave, MUY grave error. El anciano empezó a vociferar en un lenguaje que para mí era desconocido, y me llevaron a una sala "táctica" donde me hablaron en un idioma aún más extraño, me mostraban imágenes de batallas, de gladiadores y cosas que no me interesaban, yo simplemente negaba con la cabeza mientras se me rompían los tímpanos con los gritos de ese detestable ser humano. De un momento para otro, al ver que yo no entendía nada de nada, todos se miraron entre sí y se encogieron de hombros... uno de los guardias gigantes se acercó a mí y me dio un fuerte golpe en la cabeza, el más fuerte de mi vida. A partir de ese instante, todo se tornó negro y espeso como la noche en Kiri y como la mugre de la oficina del mizukage.

Y desperté… encontré carteles por todas partes y sobre todo un gran anuncio luminoso que versaba: “La batalla del día. Yakko vs. Kaori vs. Kosen” WTF! Me levanté, aún dolida por el golpe que me habían propinado segundos antes y miré alrededor, no reconocí inmediatamente el lugar, aunque se me hacía familiar… ¿Cómo había llegado hasta esto? Ni las más mínima idea... no era un día como todos en el coliseo, las aves de rapiña volaban en círculos sobre las cabezas de los allí presentes, como pronosticando el resultado de aquella batalla. No había que ser muy inteligente para darse cuenta de que iba a ser una carnicería, y que yo iba a ser uno de los primeros fiambres en caer (xD). La muchedumbre, que antes que dejarme pasar sin dinero me hubiera dado una buena tunda y echado a la calle, ahora gritaba mi nombre, como animándome a no morir tan rápido. El grito, sin embargo fue acallado en seguida, al entrar mis dos rivales a la arena, el estadio explotó en silbidos y cantos, como si fueran fangirls en un concierto de los Jonas Brothers. Agudicé la vista, siempre fui un poco miope, pero aún así pude distinguir a los dos shinobis, que atravesaban impasibles las puertas del Coliseo, uno por cada lado.

- Oh, mierda.

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